La crisis climática ha adquirido tal envergadura que ya no son efectivas las soluciones tecnológicas. De nada sirven las políticas medioambientales si no modificamos nuestros estilos de vida y hacemos compatible el desarrollo económico con la sostenibilidad del planeta.
El respeto y los valores de conservación de la naturaleza deben ser transversales en todo el sistema educativo, y no solo en las Ciencias Naturales. Pero de nada sirve infundir doctrinas medioambientales en el aula, si no se establece un contacto directo y estrecho con el medio natural.
La conciencia ecológica es especialmente alta en niños de 5 a 13 años, unas edades en las que las experiencias medioambientales tienen un gran "poder". Por eso es muy importante que colegios y escuelas programen más salidas al campo.
El factor determinante para que un niño (o un adulto) perciba este mensaje y asuma la concienciación ambiental, es ver, tocar, sentir y conocer un espacio natural y todo lo que forma parte de él.
La progresiva sustitución de los entornos naturales por entornos urbanos y virtuales, amenaza la salud infantil hasta tal punto que los expertos comienzan a relacionar el asma, la obesidad infantil, el trastorno por déficit de atención o la hiperactividad, a una falta de contacto con la Naturaleza.
Numerosos estudios científicos avalan que el contacto directo con la Naturaleza actúa como un potente inductor del bienestar en todas las personas y, muy especialmente en los niños. La capacidad de atención y el nivel de relajación son mayores en niños que disfrutan de un tiempo de recreo diario en bosques o zonas verdes.
En un bosque los niños se van a sentir cómodos porque se van a mover al ritmo de sus intereses y necesidades, atendiendo a aquello que les llama la atención. La curiosidad por descubrir el mundo que les rodea motivará su interés por aprender, y sólo así comprenderán que no hay mejor "soldado" frente a la crisis climática que un bosque bien conservado.
El Monte Abantos, con sus bosques, manantiales, arroyos y montañas, nos ofrece todos los recursos pedagógicos necesarios para complementar la Educación Ambiental de los niños de una manera integral, autónoma y estimulante.
En un bosque los niños se van a sentir cómodos porque se van a mover al ritmo de sus intereses y necesidades, atendiendo a aquello que les llama la atención. La curiosidad por descubrir el mundo que les rodea motivará su interés por aprender, y sólo así comprenderán que no hay mejor "soldado" frente a la crisis climática que un bosque bien conservado.
Nuestra mayor motivación es que descubras el lado salvaje de la naturaleza, que experimentes y aprecies la rica biodiversidad de nuestro entorno, de forma responsable para proteger la integridad del ecosistema y el bienestar local.
Graellsia Aula de Naturaleza
San Lorenzo de El Escorial (Madrid, Spain)
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